Desde Dianra, en Costa de Marfil, nos escribe Manuel Grau, misionero de la Consolata sevillano que lleva varios años en ese país africano.

Hace mucho que no doy noticias, en parte por dificultades técnicas de comunicación, pero también porque la misión, como todo en la vida, tiene su ritmo cotidiano hecho de cosas simples y ordinarias que no suelen ser noticia. La comunidad misionera de Dianra la formamos el año pasado Matteo, italiano, Rafael, keniano, y yo.

Hoy me gustaría compartir con vosotros algunas buenas noticias de este país que es el nuestro y de la misión que vivimos. 

Superando épocas violentas

Es buena noticia que la Costa de Marfil haya celebrado el pasado 25 de octubre una elección presidencial relativamente tranquila y sin sobresaltos. Debido a los acontecimientos de hace cinco años, todo el mundo tenía miedo de que la situación se complicara. Las heridas y enfrentamientos de entonces, con más de tres mil muertos, no están todavía cerradas. Una reconciliación definitiva es todavía asignatura pendiente para la clase política y para la sociedad en general.  No obstante todo, el país parece dirigirse hacia una estabilidad y una afirmación de la democracia. En estos últimos meses, la electricidad está llegando a la mayor parte de nuestros poblados. Se han construido numerosas escuelas y, “finalmente”, tenemos una ley que hace obligatoria la escolarización de los niños, muchos de ellos obligados desde sus primeros años a los trabajos agrícolas y de pastoreo. Mientras tanto, el ébola, que ha  hecho estragos en países vecinos, ha pasado de largo por nuestras fronteras gracias a una movilización masiva y eficaz.

Noticias de cada día en la misión y con los musulmanes

Algunas buenas noticias que conciernen más directamente nuestra misión: hemos comenzado un nuevo curso de alfabetización de adultos, más de doscientas personas se han inscrito en los distintos centros y dedican unas horas de la noche a aprender a leer y a escribir, después de jornadas duras de trabajo. Un programa especial de alfabetización ha comenzado también para mujeres adultas y madres de familia. Nuestro proyecto de microcrédito ha cumplido diez años de vida y sigue ayudando a decenas de mujeres a completar los ingresos familiares. Algunos grupos de estas mujeres han comenzado un programa de alfabetización pensado para ellas Nuestro dispensario de Dianra Village sigue creciendo y se está dotando de una maternidad, ya casi terminada, y de un laboratorio aún en construcción. Hay un grupo de jóvenes apicultores. Otras iniciativas están en camino.

También en el mes de octubre unos ciento cincuenta catecúmenos han comenzado su preparación de tres años para el bautismo. Hay comunidades que crecen, otras se apagan, nacen otras nuevas…y Dios nos sorprende siempre abriendo nuevos caminos. El anuncio del Evangelio es el corazón de esta misión. Estamos dando algunos pasos para una presencia de diálogo y amistad interreligiosa en ambiente musulmán. Son musulmanes muchos de los beneficiarios de nuestras proyectos de promoción humana y social. No estamos lejos de países donde la amenaza islamista es una realidad dramática. Esta urgencia de una misión que estimule el diálogo y la colaboración interreligiosa es más fuerte  a la vista de los atentados ocurridos mientras preparaba esta carta. Es también buena noticia que Costa de Marfil, por ahora, esté al margen de la locura fundamentalista “en nombre de Dios”

La misión escuela de misericordia

Algunos de vosotros me habéis preguntado cómo poder ayudar económicamente nuestra misión. Veis que las necesidades son muchas y que nuestras actividades y proyectos intentan dar una pequeña respuesta. A cada uno responderemos especificando y dando información más concreta. Gracias por la generosidad de personas y organismos que nos ofrecen ayuda y nos sostienen aun cuando nos cuesta pedir. Gracias a muchos de vosotros por pensar en unas Navidades más sobrias y solidarias.

Acabamos de iniciar un “Año Santo de la Misericordia”. Leyendo el documento con el que el Papa convoca este año, veía como Francisco enumera las obras de misericordia del viejo catecismo que, vistas y leídas desde aquí, adquieren una actualidad sorprendente: “Dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, enseñar al que no sabe, curar a los enfermos…” La misión se convierte en escuela y ejercicio de misericordia y de compasión. Estamos en una de las tantas periferias existenciales a las que el Papa invita a salir para aprender a ser misericordiosos como nuestro Padre es misericordioso. 

He querido hablar de buenas noticias, son como rayos de esa Luz que brilla en las tinieblas. Aquí también, la obscuridad de problemas, resistencias y obstáculos es grande. Nuestra fe no nos permite ceder al desaliento o al cansancio, y nos recuerda en todo momento que cada gesto de misericordia y de compasión es Luz que vence la obscuridad. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el Sol que nace de lo alto para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte (Lc 1,78).

En estos días hemos saludado y despedido a nuestro compañero Rafael, todavía diácono, que ha viajado a Kenya para sus vacaciones y para recibir la ordenación sacerdotal. Lo esperamos, nuevo sacerdote, para continuar juntos nuestra misión con fuerza y entusiasmo. Con mis compañeros, Mateo y Rafael, deseo que hayáis vivido una Navidad con misericordia entrañable.